Investigadores de la Universidad de Sevilla han publicado el estudio 'To take or not to take the laptop or tablet to classes, that is the question', que ha sido recogido por la revista Computers in Human Behavior, publicación de referencia internacional sobre las implicaciones sociales de las nuevas tecnologías. En el artículo se analizan los determinantes socioeconómicos que explican el uso de portátiles y tablets en las aulas universitarias sevillanas, así como los factores que limitan su uso. También se explica el posible efecto Caballo de Troya que un uso no apropiado de los mismos, especialmente de las tablets, puede tener en el desenvolvimiento académico.
El estudio, realizado por los investigadores José Ignacio Castillo Manzano, Mercedes Castro Nuño, Lourdes López Valpuesta, Teresa Sanz Díaz y Rocío Yñiguez Ovando, concluye que el perfil del usuario del portátil en las aulas es diferente del usuario de la tablet. En el primer caso, prima la madurez, es decir, son alumnos que tienen experiencia en su uso en la educación preuniversitaria o que llevan varios años en la Universidad; además de tener unos rasgos socioeconómicos diferenciados como vivir fuera de casa de sus padres, sin tener ningún familiar a su cargo. Por su parte, el usuario de la tablet suele ser mujer, vive también en casa de sus padres y procede directamente del bachillerato.
El trabajo, que ha recibido la Mención Especial a la Innovación Docente en las XIII Jornadas Nacionales sobre Docencia de Economía Aplicada, emplea modelos microeconométricos sobre una muestra de 412 estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Sevilla para analizar los perfiles de los alumnos que llevan un portátil o tablet a clase y las limitaciones para su expansión.
Para los autores, es preocupante la alta correlación que se obtiene entre el uso de la tablet y la mayor actividad de los alumnos en las redes sociales. Para el profesor Castillo, estos dispositivos, especialmente las tablets, “son un arma de doble filo, y, como otros estudios también resaltan, pueden ser el Caballo de Troya para que el entretenimiento entre de forma masiva en las aulas. Ello justificaría evaluar la limitación del acceso al wifi universitario a contenidos de escasa o nula relación académica, al menos durante las horas lectivas, si no queremos que la utopía acabe en distopía”.
El estudio también muestra que no hay barreras intelectuales ni técnicas para el uso de estos dispositivos, en una generación claramente nativa digital, de forma que su uso no está correlacionado con los conocimientos informáticos de los alumnos, ni con la nota de selectividad que obtuvieron.
Para el profesor Castillo, según las demandas explicitadas por los alumnos en este estudio, la construcción de este nuevo paradigma exige un papel activo de las universidades, mejorando tanto las infraestructuras físicas, especialmente el número de enchufes en las aulas, como las virtuales, entre las que destaca la calidad de la conexión wifi. A la vez, se debe favorecer la inmersión de los profesores, financiando Programas de apoyo a la Innovación Docente, para facilitar que los profesores promuevan una mayor integración de los dispositivos móviles en las actividades docentes. Según el profesor Castillo, los resultados del estudio muestran claramente que los alumnos demandan obtener un mayor rendimiento académico de los dispositivos en el aula, para compensar no sólo la inversión económica realizada en el portátil o la tablet, sino también el coste personal de cargar todo el día con los mismos.
Según el profesor Castillo, “el mobile learling o m-learning se ha convertido en un nuevo paradigma educativo en los países desarrollados como consecuencia de que los estudiantes, de forma generalizada, ahora disponen de dispositivos electrónicos con los que comunicarse y acceder a la información en tiempo real”. El m-learning busca que los alumnos aprendan en un entorno más cooperativo y con una mayor interacción con sus profesores. Sin embargo, el uso real de estos dispositivos en docencia está muy lejos de su potencial, tanto en las aulas universitarias españolas como en las preuniversitarias. De esta forma, en este caso de estudio, sólo una minoría de estudiantes llevaba el ordenador portátil o la tablet a clase con cierta regularidad, concretamente un 17,8% y un 16,8% respectivamente.
Referencia bibliográfica: To take or not to take the laptop or tablet to classes, that is the question. Castillo Manzano, J.I.; Castro Nuño, M.; López Valpuesta, L.; Sanz Díaz, T.; Yñiguez Ovando, R. Publicado en Computers in Human Behavior, Volume 68, March 2017, Pages 326–333