El Archivo de Indias ha acogido este martes la inauguración de la exposición “Guadalquivir. Mapas y Relatos de un río. Imagen y Mirada”. Al acto han asistido el rector de la Universidad de Sevilla, Miguel Ángel Castro; el director del Archivo General de Indias, Manuel Ravina Martín; el presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, Antonio Carlos Ramón Guinea; y el profesor de Composición Arquitectónica y comisario de la Exposición, José Peral López.
La construcción de una imagen
El hallazgo de un manuscrito del siglo XVIII sobre el río Guadalquivir en la Biblioteca de la Universidad de Sevilla es el punto de partida de esta exposición. En este documento, se citan dos láminas que recuperan “el estado del antiguo Betis hasta ahora no visto, ni publicado por algún escritor hidráulico” y se establece un recorrido sobre la historia del río, desde su pasado mitológico hasta un futuro mejorable. Matías de Figueroa, quien se autodenomina “arquitecto del agua”, es el autor de este legajo, aunque no conocemos su nombre hasta el final del mismo. De este modo, se pone en marcha el proceso de construcción de una imagen poliédrica del río.
El Archivo General de Indias acoge esta muestra, celebrada con motivo del 90 aniversario de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, desde el 10 de octubre hasta el 18 de marzo, a la que se le suma una exposición virtual en ExpoBus. Documentos historiográficos, fotografías antiguas, láminas, mapas y portadas de libros dan forma a esta exposición, comisariada por el profesor José Peral.
Miradas del río
“El Guadalquivir se ha mostrado diferente aun siendo uno solo”. Muchas han sido sus representaciones, escritas, dibujas y pensadas. Y es de esta multitud de percepciones o imágenes que el río ha generado, a lo largo de los siglos, de lo que habla esta exposición, que entiende el agua no como un bien comercial sino como un patrimonio que hay que proteger y defender. Dividida en seis secciones, la muestra teje un puente entre el pasado y el futuro del río y construye así una imagen colectiva de cómo vivimos el Guadalquivir. El río como recurso es probablemente la imagen que primero se identifica. El hombre siempre se ha apropiado de lugares de la naturaleza que le proporcionan agua. Junto a este primitivo aprovechamiento, habría que ir añadiendo, con el paso del tiempo, la imagen del río como fuente de energía (desde los molinos hasta las “fábricas de luz”), como medio de transporte y comunicación (tanto de personas y materiales como de culturas y religiones), así como recurso inagotable de historia y educación.
Frente a esta imagen positiva de riqueza, se confronta la del río como amenaza, ya que durante siglos la población ha vivido con alerta las inundaciones. Desde las primeras riadas documentadas en la época medieval, pasando por las nefastas consecuencias que las crecidas provocaron durante los siglos XVI y XVII hasta llegar a la eclosión de un nuevo concepto de seguridad pública ya en el siglo XVIII, los andaluces han mirado con expectación al cielo. La compilación de los documentos de esta muestra atestigua que, hasta el siglo XIX, el impacto de las inundaciones continuaba siendo el mismo que en siglos atrás. Además de las víctimas mortales, se paralizaba la actividad económica de la ciudad y su entorno. El siglo XX es sinónimo de una regulación más específica de las cuencas. En el siglo XXI, según la exposición, “la batalla contra los riesgos hidrológicos parece que se ha vencido, aunque los últimos desbordamientos dejan al descubierto la fragilidad de muchas poblaciones”.
Mucho han cambiado el Guadalquivir y las ciudades y pueblos que riega a su paso durante los últimos siglos. Y esta muestra se configura como prueba acreditada de ello en una sección que habla del río domesticado. Además de los diques y el sistema de muros de defensa, la relación de Sevilla con el río se ha establecido a través de la lucha secular por la preservación de la navegabilidad. Junto a esto, hay que señalar que la gestión del agua en la cuenca baja del Guadalquivir ha estado condicionada, durante siglos, por la hegemonía de los intereses portuarios de Sevilla. Y para ello se constituyó, entre 1814 y 1815, la Compañía de Navegación del Guadalquivir, que posteriormente cedió el testigo al Ministerio de Fomento.
Alojada en un enclave de gran valor histórico y patrimonial como el Archivo de Indias, esta muestra alude también a la percepción del río como mito. No en vano sus aguas han sido sustento de la navegación durante siglos, por lo que el río se ha constituido históricamente como puerta de Europa y ventana hacia África y América. En sus orillas, vieron la luz asentamientos estables de diferentes pueblos y nacieron las primeras sociedades territoriales. Y así, comenzó a desarrollarse la agricultura en estas tierras, donde también creció una “cultura mítica, con sus leyendas, sus leyes y héroes propios”. Y esta exhibición da fe de ello a través de sus aportaciones historiográficas.
Comprender el río como proyecto implica asimilar que se dejan atrás las pequeñas modificaciones en su cauce a favor de las grandes obras de transformación. De este modo, tal como se explica en la exposición, “la imagen mítica o amenazante deja paso a otra de proximidad y calma” del río. Así, el Guadalquivir pasa a ser parte fundamental en la planificación del territorio para arquitectos e ingenieros. Prueba de ello, son los numerosos puentes metálicos y de hormigón trazados para cruzar el Guadalquivir y sus afluentes durante la primera mitad del siglo XX.
El agua no es inagotable y, de ahí, la necesidad de conservarla y controlarla. Así queda recogido en la Carta Europea del Agua, firmada en Estrasburgo en 1968, que establece una serie de principios para la gestión de este recurso natural. En la actualidad, son varias las instituciones públicas que velan por el buen uso de este recurso. Entre ellas, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, que celebra sus noventa años de historia, juega un papel protagonista en la planificación hidrológica del Estado al despeñar funciones relacionadas con el riego agrícola, el abastecimiento a la población, el control de la calidad del agua y la generación de energía, entre otras.
Guadalquivir: pasado, presente y futuro. Testimonios y experiencias
Celebrada con motivo del noventa aniversario de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, contando con el valioso patrimonio del Fondo Antiguo de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla y de otras instituciones, esta exposición aspira, en definitiva, a mostrar los testimonios y el fruto de largos años de interacción entre el río Guadalquivir y la civilización forjada en la tierra por la que discurre. Esta muestra pretende demostrar que el Guadalquivir es uno y múltiple al mismo tiempo. Es, por un lado, “al menos tres ríos: el cauce histórico, el cauce vivo y el río mental” que discurre por las mentes de los andaluces. Y, en el fondo, es el mismo río de siempre, aquel con el que se construye la identidad de las ciudades y pueblos y aquel que espera a los autores que están por llegar en el futuro.
Más información sobre la exposición en la web de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla.