La muestra ha contado con más de 2.500 visitas durante las cinco semanas que ha permanecido en la sede del CICUS
El Siglo de la Ilustración fue crucial para el desarrollo de la ciudad, germen de los principales cambios culturales, artísticos y científicos que se llevaron a cabo a partir de la creación de nuevas instituciones, como las academias, o de las aportaciones de algunos de sus personajes más ilustres que protagonizaron importantes acontecimientos en el campo de la ciencia, la cultura o la historia, como, por ejemplo, Pablo de Olavide, junto a otros como Francisco de Bruna o Antonio de Ulloa.
Por este motivo el rector de la Universidad de Sevilla, Miguel Angel Castro, y el rector de Universidad Pablo de Olavide, Vicente Guzmán, han estado hoy presentes en el último día de la exposición “Sevilla en el siglo de la Ilustración”, que desde que fue inaugurada el pasado 18 de mayo ha contado con más de 2.500 visitas.
La muestra reflexiona sobre los logros producidos en Sevilla durante el siglo XVIII bajo la nueva dinastía de los Borbones y la importancia de Sevilla a través de los escenarios del poder, la creación de la Universidad Literaria Hispalense, su papel como Puerta del mundo y los cambios y novedades en el mundo artístico y científico, así como la importancia de la arqueología y el coleccionismo. La finalidad de la exposición es revalorizar el importante patrimonio histórico y artístico de la Universidad de Sevilla, atesorado durante siglos y especialmente tutelado en los últimos años por la Dirección General de Cultura y Patrimonio de la Universidad de Sevilla y el Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla (CICUS).
En el orden cultural hay que subrayar el papel de la Universidad, fundada a comienzos del siglo XVI. En el XVIII se apoyaba en dos colegios mayores históricos: el de Santa María de Jesús y el de Santo Tomás, ambos situados en la zona próxima a la actual Puerta de Jerez. La expulsión de los jesuitas por Carlos III y la política innovadora del Asistente Pablo de Olavide provocaron una fuerte renovación en la Universidad sevillana, que separó a ésta de los colegios mayores y puso serias trabas a los clérigos regulares para ocupar cátedras. El llamado Plan de Olavide, redactado por los elementos más avanzados del clero diocesano incorporados a la Academia de Buenas Letras, fue aprobado en 1768; y en 1771 la Universidad se trasladó a la antigua Casa Profesa de la Compañía situada en la actual calle Laraña. A pesar de su carácter abierto e innovador, el plan no pudo aplicarse en los términos en que había sido concebido, pero supuso el primer intento moderno de reforma universitaria que luego hicieron suyas otras universidades españolas.