La sala Santa Inés ha acogido este pasado martes la inauguración de ‘Murillo y la Facultad de Bellas Artes 400 años después’, la cuarta exposición de Año Murillo y la primera que homenajea al maestro desde la creación contemporánea y el ámbito universitario. El artista, además de genio indiscutible del barroco, fue uno de los fundadores en 1603 de la Academia del Arte de la Pintura de Sevilla, la primera institución educativa dedicada en Sevilla a las Bellas Artes y la segunda en España.
Un total de 60 obras del centro componen este proyecto de Año Murillo comisariado por Fernando Infante del Rosal y Marisa Vadillo Rodríguez. A través de cuatro salas el visitante asiste a diversos homenajes a la producción murillesca ejecutados desde varias disciplinas.
La primera sala acoge el espacio ‘Las calles del Olimpo’, que refleja visiones sociales similares a las de Murillo, con temas recurrentes como la infancia y las ventanas. Otro de los puntos destacados de esta primera estancia es ‘Honesta Soberanía’, que rehace con ironía el grado de distancia propio de los autorretratos de Murillo.
La siguiente parada en la ruta es ‘La época visitada’, que aúna visiones barrocas que consiguen reconstruir los valores escenográficos, las adaptaciones de los mitos y la iconografía del tiempo del artista. Frente a esta puede visualizarse ‘Objeto y alegoría’, que interpreta el sistema de los objetos de Murillo y sus disposiciones, así como el valor simbólico de muchas de sus obras. Este punto funciona como ejemplo de la importancia que cobra lo secundario en las creaciones del pintor.
‘Sacramento y trascendencia’ es la tercera sala. En ella puede contemplarse un retablo contemporáneo de estilos e intenciones muy dispares en el que cobran protagonismo los temas religiosos y sagrados. Uno de los símbolos pictóricos de Murillo fueron sus Inmaculadas, que en el espacio ‘En el primo instante’ se reinterpretan como un modelo de representación más allá de su propia significación.
Según los comisarios, lo más característico de la exposición es la gran proximidad que existe entre las obras, al más puro estilo de los antiguos gabinetes de maravillas o de los tapissiers de los Salones de París, otorgando una sensación de diálogo y conexión entre las piezas. Un reflejo, al cabo, de la colaboración universitaria y la experiencia compartida que hace que la Facultad de Bellas Artes de Sevilla siga evolucionando 400 años después.
La exposición se ha realizado gracias a la colaboración de profesores y artistas vinculados a la Facultad de Bellas Artes y de instituciones como la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales, Año Murillo, el Ayuntamiento de Sevilla y la Consejería de Cultura la Junta de Andalucía.
Puede descargar el catálogo de la exposición pulsando en la imagen inferior.